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Alapryles y Diablitos

Cómprese una guitarra

En los últimos días y por motivos que no vienen a cuento le  he preguntado a mucha gente que si participan en algún grupo musical o que si les gustaría hacerlo y la respuesta, en gran parte de los casos, me ha hecho reflexionar. Muchas personas reconocen que les gustaría hacer música, pero que ya no están en edad, y a mí eso me reconcome por dentro. ¿Qué significa no estar en edad? ¿A qué edad tiene uno que dejar de hacer las cosas que le gustan? ¿Para "hacerse mayor" hay que caparse las ganas y las ilusiones?

Supongo que tras esa respuesta automática hay algo más, otros motivos en los que el entrevistado no quiere profundizar, pero el tono de la respuesta me entristece profundamente. Dicen "ya estoy viejo" como arrepintiéndose de la oportunidad perdida, de la melena que nunca se dejaron, de los viajes que no hicieron. Pero también con condescendencia, con cierto desprecio hacia una juventud que se le antoja ignorante a  sus cerebros oxidados y desengañados que albergan todas las respuestas del mundo, todas las experiencias, todos los desencantos.

Y van por la vida de gris. Con una nube negra sobre sus cabezas, porque sienten que ya está todo hecho, que ya no hay nada más por descubrir, que su sueño de llenar estadios con su grupo de rock ya no podrá ser y que la vida es un valle de lágrimas, no sólo para ellos, sino para toda la humanidad. Y como son los únicos que lo saben, y lo saben todo, además, tienen que servir de voceros, y alertar al mundo de la debacle, advertirlos de que abandonen sus esperanzas y sus ilusiones, porque de nada sirven.

Lamentablemente, mi trabajo en estos días no consistía en responder, sino en preguntar, y tampoco tengo yo autoridad moral para andarle diciendo a la gente que vivan su vida en vez de morirla. Pero si hubiera podido, les habría recordado el tópico latino collige virgo rosas, que aplicado a esta descarga que les acabo de echar vendría a ser: "cómprese una guitarra, amigo".

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