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Alapryles y Diablitos

Convivir conmigo misma.

Ustedes no saben lo difícil que es ir por la vida con mi cerebro puesto. El tipo tiene la capacidad de realizar más o menos eficientemente lo que se espera de él para que no le saquen tarjeta roja y me declaren vegetal, es decir, gestiona mínimamente las funciones biológicas básicas y poco más. Ahora, en el resto, tiene vida propia.

Él decide, por ejemplo, lo que quiere oír. No lo que quiere escuchar, ni siquiera lo que quiere asimilar, no, es mucho más radical que todo eso. Hay frases que consiguen que el caballero se desconecte inmediatamente. Es como si apenas fueran pronunciadas las convirtiera en unas pinzas gigantes que se introducen por la oreja, juegan con el tímpano y van un poco más allá hasta cortar efectivamente el nervio que lo conecta con todos esos huesos y cartílagos. Un ejemplo de esas frases podría ser la que empieza: "tú lo que tienes que hacer es...", y yo lo entiendo, al pobrecito, porque el predicado casi siempre suele tener que ver con enseñanzas de la vida, nunca es algo como ..."llegar al final del pasillo, matar al monstruo que te aparece por la izquierda y guardar la partida", no, siempre son predicados del tipo "salir más", "socializarte", "ser más simpática". Ahí mi cerebro y yo solemos estar de acuerdo. En esa frase y en la de "el problema de este país es...". Y da igual el predicado, siempre cambiante. Estamos jodidos, nosotros y el resto del mundo. Aceptémoslo y tratemos de seguir jodiéndola lo menos posible, bien calladitos.

Otras veces no me agrada tanto la libertad que se toma de decidir qué es interesante y qué no: cuando mi jefa me manda a hacer una lista de cosas, cuando me dan un recado importante, cuando me cuentan un chisme que en el fondo me interesa, cuando yo misma le dicto las cosas que hacen falta para llenar la nevera... Siempre acabo metiéndome en líos enormes por el afán de mi materia gris de tener vida propia. Lo único bueno es que cuando mi cerebro se desconecta, tiene la delicadeza de ponerme algo así como música de espera. A veces oigo claramente el sonido del mar; otras escucho un "bidubidubidubi du" emitido por una cotufa gigante con chistera y bastón que baila como Fred Astaire borracho.

Aun así, es difícil, muy difícil, convivir con mi cerebro. Créanme

3 comentarios

Cuinpar -

Ah, pero yo adoro cuando alguien me dice: "no te interesa lo ´que te acabo de contar, ¿no?", porque me da la oportunidad de ser sincera y responderle: "ni lo más mínimo, pero gracias por ser tan generoso y andar por ahí repartiendo toda esa información sin que haga falta que te la pidan".
Haciendo amigos ;-)

astroyorch -

Creo que todos te entendemos... El problema que tengo yo es que mi cerebro se desconecta sin necesidad de catalizadores. Simplemente va y se desconecta a su bola... Y luego vienen los problemas cuando el interlocutor te pregunta "¿Me estás escuchando?" o "¿Te estoy aburriendo?"... y si es tu pareja entonces se monta la marimorena... Cómo explicarle que no es que no te interese lo que te está diciendo sino que Brain-ulio (mi cerebro) se abstrajo independientemente por un rato...

Ah, y que vivan las cotufas!!!!

Lupe -

(son buenísimas estas dos piezas) (y no digas cotufa, pedazo de traidora lingüística)