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Alapryles y Diablitos

A mí me gusta el pipirivipipí.

A mí me gusta el pipirivipipí.

Me gusta, sí. Me gusta el vino, como a los albañiles. Pero vistos los efectos que esta bebida provoca en las personas estoy pensando seriamente ir quitándome. Me refiero, como no, al insigne Chemari, adalid de todas las españas (ay, no, que sólo hay una) firme defensor de los valores tradicionales, de la familia y por lo visto ahora de conducir pedo. Lo flipo. Se deja el pelo largo, se pone su pulserita de cuero, se pimpla un par de copichuelas de vino y ¡hala!a largar por esa boca llena de dientes que dios le dio.

En serio. Si es el vino lo que hace que Josemari se descuelgue con ese discurso seudoanarquista que supongo que habrán visto, (lean un resumen aquí) ¿qué no podrá hacer conmigo? A beber fonteide se ha dicho.

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