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Alapryles y Diablitos

Tocando el suelo

Dominar el mundo, ese es el deseo más íntimo de todo friki. Yo, que como les contaba el otro día, no soy tan friki como ustedes podrían creer, me conformo con algo a priori mucho más sencillo: ser inmensamente rica, más rica de lo que nadie haya sido jamás (el poder absoluto vendría después motivado por este hecho, pero no es algo que me quite el sueño). Como ni mi talento, ni mi capacidad de trabajo, ni mi dedicación, ni mi fuerza de voluntad parece que vayan a ayudarme a conseguir mi sueño, había pensado dedicarme a los negocios turbios, quería convertirme en una tía chunga de verdad, que traficara con armas, con estupefacientes, que dominara todo el tinglado del top manta, de la venta de objetos robados; alguien a quien la propia policía tuviera miedo , que tuviera todo el poder sobre lo que ocurriera en la ciudad y que no le cediera el asiento a los viejos en el tranvía. El poder y el dinero vendrían de la mano y tendría todo lo que siempre había soñado, que tampoco es tanto, a saber: una wii, una tele enorme, un patio donde poner unos diez o doce perritos y poco más (lo de los Miró en el baño no es mi estilo, me van a perdonar).

Pero una vez más, el mundo real me ha puesto los pies en el suelo. Resulta que leo en la prensa seria que han capturado a un narcotraficante de los gordos, uno de esos que hasta se hacen la cirugía estética (de manera desafortunada, para colmo, le quedaron unas bembas que ni Carmen de Mairena), en su rancho de no sé qué país de América. Pues bien, el narco chungo ese, al que uno se imagina como un ser terrorífico, que apalea a sus empleados y mata cachorritos para entretenerse, tenía una colección de objetos de Hello Kitty que ahora sale a subasta. En un primer momento me dije: “a ver, si un fulano con las bembas más infladas que las de Yola Berrocal que duerme con un pijama de Hello Kitty ha sido capaz de todo eso, yo, que cuando me pongo me tiene miedo hasta el senador Palpatine, ¿qué no podré conseguir en ese negocio?” Hasta que me puse a pensar. No soportaría que mi imagen de mala malísima, de extorsionadora y comeniños quedara por los suelos cuando la policía decidiera que sería más divertido sacar a la luz la cantidad de horteradas y cursiladas que pueblan mi casa, que tratar el asunto con la prudencia y la discreción que el caso requiere. Y es que chunga y mala sí, pero con mi poquito de dignidad, hombre.

2 comentarios

astroyorch -

por supuesto, estoy navegando con el explorer, pero eso hoy que estoy en windows...

besotes Cuin, que se te echa de menos por aqui...

astroyorch -

yo te recomiendo venirte a Mexico, instalarte en Sinaloa, Tijuana, Tamaulipas o algún estado "de paso" de los narcos; montarte una bandota de "pasito durangense" para empezar y cuando ya tengas algo de éxito empezar a componer tus narcocorridos y cuentes las historias de algún narco local... si sobrevives a las balaceras contra la banda rival durante el primer año, seguro que todos te van a considerar muy digna de tu puesto, aunque seas una auténtica perra (mira si no a los políticos mexicanos, más hijos de puta no pueden ser y la gente les sigue votando...)