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Alapryles y Diablitos

Cuidado con lo que deseas

A mí siempre me han dado un poco de yuyu los chinos. No es  que me vaya a poner racista a estas alturas, no me malinterpreten, pero esa inquietud, esa desazón que siento al verlos mirarme es común a todos, no sólo a algunos individuos, es por eso que generalizo. No sé si a ustedes les pasa, pero cada vez que tengo que interactuar con alguno, tiemblo de los nervios, como si cada uno de ellos fuera el depositario de todos los milenios de sabiduría y filosofía que se presupone que tienen.

Todo este rollo venía porque estuve pensando en los proverbios chinos. Yo creo que chinos, lo que se dice chinos, no son todos, y que la historia empezó por la mala gana de alguno a la hora de citar la fuente. Me explico: tú dices una frase categórica, de las que sientan cátedra, una verdad como un templo, pero nadie la toma en serio, porque tú, pobrecito, no tienes la suficiente altura moral, ni intelectual para que una declaración así sea tomada como verdad absoluta. ¿Qué haces entonces? Renegar de su autoría y decir que es un proverbio chino, que ellos llevan milenios pensando y metiendo frases ingeniosas dentro de las galletas y, total, nadie va a ir a preguntarles si lo dijeron o no.

Lo verdaderamente maravilloso de los proverbios chinos es que, como son tan etéreos, y hablan de cosas como las hormigas, el curso de los ríos, el ánimo, y cosas así, uno puede colarlos en casi cualquier ocasión y quedar como un rey mientras desvía la atención de lo realmente importante. Verán. Yo llevo más de un año pataleando por una Wii. No voy a entrar en detalles técnicos, ni a defenderla frente a otras consolas de la misma generación ni nada. Yo la quería y punto. Por fin, desde hace un par de semanas, tengo una por mis alrededores y no vean qué amargura más grande, qué engendro del demonio, qué bicho ruin. No hablo de las agujetas, que es de lo primero que se quejan todos. Hablo de un daño espiritual, un daño moral, anímico y de autoestima. La bicharraca dice que tengo 47 años, que ya me puedo ir poniendo las pilas. Y yo, que soy tan aprensiva y tan permeable a todo lo que me dicen, me vi ahí, intentando rebajar mi edad a golpe de raqueta por no estamparla contra el piso.

Y fue entonces cuando pensé en los chinos, y en sus proverbios y en la razón que tienen: cuidado con lo que deseas, porque puede convertirse en realidad. Maldita la hora.

 

3 comentarios

Anónimo -

La Wii es un invento del demonio, y yo quiero ir al Infierno también, aunque me diga que tengo 38 años...

LaURa -

"Toda la culpa del mal comportamiento de los perros es de los propietarios"

Proverbio chino

Lupe -

Cualquiera que te vea sabe que eres de una juventud repulsiva. Sobre todo cuando montas a caballo por el campo y oteas a Marichalar en el horizonte.