Ni con unos ni con otros
Les confieso que yo, desde pequeña, y quizás por una tendencia atea latente que tardé un par de años en manifestar, miraba con una mezcla de asombro y de incredulidad todas las celebraciones de Semana Santa. Bueno, todas las celebraciones católicas, en realidad, aunque algunas me resultaban más fáciles de asimilar que otras. la Navidad, por ejemplo, la veía hasta como algo natural, porque a fin de cuentas, era como celebrar un cumpleaños, solo que durante quince días.
Lo de la Semana Santa, como les decía, me parecía más incomprensible. No alcanzaba a entender que asearan por la calle aquellos cuerpos yacentes y sangrantes, que los cargaran a hombro hombres como castillos que a veces se echaban a llorar y que fueran escoltados por otros con cucuruchos en la cabeza. Les estoy hablando, por supuesto, de mi primera Semana Santa lejos de mi pueblo, porque allí las beatas se conformaban con un paseo por los cuadros de la iglesia rezando el rosario y ya está. Siempre ha habido clases y clases, hasta en las creencias y yo, durante algún momento, quise pertenecer a aquella, tan sufridora, tan dramática, tan intensa.
Un par de años más tarde, en plena efervescencia atea, me dio por inventar alternativas laicas pero igual de llamativas para estas fechas. Junto a algunos amigos igual de herejes que yo, soñábamos con el día en el que el paso de Nuestra Señora del Lado Oscuro recorriera las calles del casco de La Laguna, escoltado por la Guardia Imperial y al son de la banda sonora de La Guerra de Las Galaxias. Esta manifestación de fervor friki pronto se extendería por todo el mundo, y nuestros nombres quedarían para siempre en la historia, junto a otros como... sí, hombre... esto... Bueno, junto al de otros frikis populares, ya saben.
Ahora, años más tarde, y quizás por el peso de la edad, que no del sentido común, con lo único que sueño en estas fechas es con tener una casita en el campo, como los de Santa Cruz en Carnaval. En un campo muy lejano, hasta el que no lleguen ni el sonido de las bandas municipales tocando marchas fúnebres, ni las burlas o discursos de los ateos.
Y en esas estamos.
PD. La publicación de esta entrega de su Rincón del Friki de los viernes está patrocinada por la conexión wifi intermitente de Metropolitano de Tenerife. El cabreo, las ganas de gritar, las manos a la cabeza y tal, también. El paraguas que me dejé ayer cuando subía se lo pueden quedar, burócratas.
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