Blogia
Alapryles y Diablitos

El meteorito is coming

Dos hombres llegan a la Luna. Primero baja uno y dice una frase emotiva para la posteridad y luego baja otro, que no se sabe muy bien qué hizo. Plantan la bandera en el suelo, recogen un montón de piedras y de arena, hacen lo que fueron a hacer y vuelven a la tierra. Punto. De eso hace ya cuarenta años, y los mismos cuarenta años llevan algunos con el guineo de que todo eso no fue más que un montaje, que nos tienen engañados, que nos hacían creer que aquellos dos señores se estaban paseando por el satélite, cuando en realidad estaban en un plató de televisión de Hollywood, o Wisconsin, o por ahí. Yo ya no intento argumentar en contra de estos conspiranoicos, no porque crea que tengan razón, ni mucho menos, sino porque ahora sufro en mis propias carnes la incomprensión de mis iguales, el vacío de los medios de comunicación (suerte que tengo este rincón semanal), las zancadillas del poder y el efecto luz de gas por parte de la comunidad científica.

Yo sé la verdad, lectores, y la voy a compartir con ustedes. Hace un par de semanas les hablaba de una suerte de efecto dos mil que estábamos viviendo con retraso. Pues bien, ni efecto dos mil ni chácaras gomeras. Esto se acaba señores, pero por culpa de un meteorito. No es la primera vez que esto ocurre. De hecho, hay documentos grabados en los que Bruce Willis, que en realidad era uno de los mejores hombres de la NASA, destruye una de estas rocas gigantes. En otra ocasión no pudieron hacer nada por impedir la colisión, y se montó una gordísima, con la marea subiendo a lo bestia e inundando ciudades enteras. Lo que pasa es que la Agencia Espacial, hábilmente, decidió usar el argumento de los conspiradores lunares, pero al revés: nos colaron las imágenes como si fueran unas simples películas de Hollywood, y de paso se sacaron unas perrillas.

Pero yo ya me cansé de callar. El meteorito es el culpable de que la gente ande deprimida, de que los ordenadores se cuelguen, de que se caigan los aviones y de muchas cosas más. Ah, porque es un meteorito magnético, ¿saben? y su poder aumenta según se acerca a nuestro planeta.

No puedo contarles más. Por miedo y por falta de espacio. Así que, siguiendo el ejemplo de Iker Jiménez, les dejaré ahí las pruebas, las evidencias, los accidentes aéreos, su propia tristeza y agotamiento y a Michael Jackson y Fidel Castro, que también están en el ajo. Lleguen ustedes a las conclusiones que tengan que llegar. Porque, en el fondo, que seas un paranoico no quiere decir que no te estén observando.

0 comentarios