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Alapryles y Diablitos

Disculpen la franqueza

Piensen en el ser más cándido que se puedan imaginar, el más considerado, indulgente y respetuoso que conozcan, aquél que nunca da una voz, el que parece estar instalado en la más absoluta de las tranquilidades, al que nada ni nadie puede sacar de su lecho de paz y sosiego. Pues bien, estoy segura de que ni siquiera esa persona, centro de mis envidias, por otra parte, puede mantener el tipo en estas fechas. Al simulacro de felicidad, fraternidad y amor familiar, se ha unido en los últimos años la deleznable costumbre de felicitar a toda, pero a todita toda la agenda de nuestro teléfono móvil, tanto a tu madre, a la que tienes sentada al lado en esa mesa de los horrores, como a aquel pesado cuyo número apuntaste una vez en medio de una borrachera, y del que no recuerdas ni su cara, con mensajes cortos que pretenden ser originales, pero que no consiguen otra cosa que dejar patentes las carencias creativas del que los reenvía.No voy a negar que al principio tenían cierta gracia esos mensajes chistosos, y que alguno de los remitentes incluso conseguía arrancarme una chispa de nostalgia y de buen rollo, pero lo cierto es que, si hasta lo bueno cansa, ya pueden suponer los efectos que pueden provocar en mi inestable temperamento mensajitos de móvil con la esencia literaria de un prospecto médico, o con la ortografía de una víctima de la ESO, o con la gracia de Arévalo leyendo una homilía. Hasta las gónadas de recibir sms de descerebrados que te dicen que te dejes ver, que no hay belén sin burro; que un extraterrestre poseyó mi móvil y ahora le estoy tocando los cataplines; que los reyes magos y papá Noel están de juerga; que (añada aquí lo que usted guste). Por no hablarles ya de los sensiblones, o directamente cursis, que consiguen que se me erice hasta la última molécula.Así que he decidido usar mi columna de esta semana para hacer un comunicado a todos esos que no se acuerdan de que existo más que en estas fechas; a todos a los que les soy indiferente; a todos los que mandan ese mensaje por compromiso: échense la cuenta de que me crió una loba y dejen de mandarme sms en cadena. Si quisiera tener algún tipo de contacto con ustedes ya habría dado yo el primer paso, estúpidos, así que no me torturen más, por favor. Les juro que si vuelvo a recibir un sms impersonal, o alguno que contenga “paz y amor”, o “junto a los tuyos”, me pego un tiro en la boca. Y el que avisa no es traidor.

3 comentarios

El Señor -

jajajajajajajajajja... Mardita, iremos al Diario patrissia y te va a jiñá... Quién es ese Paco?

Cuinpar -

Gracias!!! Esto prueba que tú a mí no me quieres nada, me servirá como argumento para cuando presentes la demanda de separación por lo que hice en nochevieja...

El Señor -

No hay wevos...
Quinpar, en estos días tan entrañables, te deseo toda la paz y el amor del mundo junto a los tuyos...