Blogia
Alapryles y Diablitos

Schadenfreude

Schadenfreude es una palabra alemana sin traducción al español que quiere decir algo así como “alegría por la desgracia ajena” (fíjense qué eficientes, los guiris, que dicen todo eso con sólo una palabra. Impronunciable, eso sí, pero una, a fin de cuentas). No hay que confundirla con la envidia, que es el sufrimiento ante la felicidad ajena, y que vendría a ser casi lo contrario.

El otro día, en el lugar donde estaba cuando se mencionó ese sentimiento, hubo un murmullo de horror, de desaprobación, como si todos fueran angelitos del cielo, como si nadie hubiera sentido schadenfreude en la vida. ¡Ja! Cuando alguien se cae a mucha gente le hace gracia, otra cosa es que se esfuercen en contener la carcajada, más que nada por si el golpe no ha inutilizado del todo al individuo y aún le quedan fuerzas para levantarse y meternos un viaje. La mayoría del humor se basa en desgracias ajenas, y aún en las propias, Pero, hablando más personalmente, yo, por ejemplo, me sentiría más feliz de lo que ya soy si mi vecina un día pisara con sus sandalias una de las enormes deposiciones que su perro deja en la acera y que ella jamás recoge.

Igual yo soy un poco peor persona que los que murmuraron en esa ocasión, porque reconozco haberle deseado cosas jodidas a gente con la que en algún momento tuve algún encontronazo. Por ejemplo, una vez que me dieron calabazas y que el susodicho me llamó, meses más tarde (¡a mí!) para contarme que una chica lo había mandado a freír bogas (¡a él!). En ese momento llegué al borde de la felicidad, lo juro. Experimenté el schadenfreude más grande de mi vida, una ristra de schadenfreudes, y la pueril sensación de que el Universo entero estaba de mi lado.

Realmente la envidia es un sentimiento horrible, que no le deseo a nadie, aunque me haga sentir el schadenfraude más maravilloso del mundo, pero este sentimiento, digan lo que digan, es una maravilla, un placer sublime que todos hemos sentido alguna vez, aunque no muchos se atrevan a reconocerlo.

El que esté libre de Schadenfreude que tire la primera piedra.

2 comentarios

lashury -

Yo ahora sólo aspiro a que me llegue el Schadenfreude cuál orgasmo!!!

Almudena -

¡Menos mal que el ser humano es extraordinario!;-)