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Alapryles y Diablitos

El enemigo en casa

Los de marketing de Nintendo tienen un plan. No tengo argumentos para fundamentarlo, pero es así. ¡Qué carajo!, sí que tengo argumentos. Les cuento. De todos es sabido que el sueño oculto de todo friki que se precie es dominar el mundo (si no lo sabían, de nada, para mí es un placer que esta maravillosa columna semanal los esté llevando hacia la luz). El friki está en su casa, sentadito delante de su ordenador o de su videoconsola, intentando pasar desapercibido para el resto de la gente, haciendo como que está desaprovechando la inteligencia que se le presupone matando bichitos espaciales y fundiendo civilizaciones de la tierra media o de por ahí, cuando en realidad, lo que está haciendo es entrenándose para la gran batalla, la que lo llevará a él y a otros pocos elegidos a hacerse con el poder absoluto. Ya conocen el sentido de la vida, del Universo y de todo lo demás, pero, por culpa de la globalización del frikismo, la respuesta, 42, ya la conoce hasta Yola Berrocal. Por eso siguen esforzándose en su entrenamiento diario: sesiones de Twiter, Tuenti, Myspace; aportaciones continuas a la Wikipedia, como método para controlar el saber; eternas batallas en WOW... Todo controlado para dar el gran golpe final. No tenían miedo de que los "normales" pudieran plantarles cara algún día, ellos tenían una vida propia, algo de lo que carece el auténtico friki, que ha renunciado a ella por ir en pos de un bien mayor. El "normal" tiene más cosas de las que ocuparse: tiene que vestirse apropiadamente, gestionar de manera eficiente su vida social, participar en los rituales de cortejo... demasiadas cosas para además dedicarse a entender el mecanismo de ese aparatejo conectado a la tele que no sirve más que para matar bichejos inexistentes.

Pero a los señores de Nintendo les dio por la democratización de las videoconsolas. El friki vivía muy feliz pensando que ningún "normal" iba a interesarse jamás por su aparato de entrenamiento fundamental, hasta que le llegó el golpe en la cara. Primero, en forma de Nintendo DS, con su Braintraining y luego la Wii, con su Wii sports y con su Wii Feet, han conseguido que hasta mi madre se interese por las consolas en su centro carrefú más cercano (no conoce todavía la Meca, el Centromail). De ahí a cogerle el gustillo y pasarse hasta las cinco de la mañana pasando fases del Baldur’s Gate, va un paso.

Así que una recomendación: vigilemos de cerca los movimientos de Nintendo. Han desvelado nuestra arma más poderosa, y pretenden ponerla al alcance de cualquiera.

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