Confesiones extremas
1.- Cuando alguien me dice algo y yo me mantengo en silencio y sin responder nada aunque me amenacen, puedo estar pensando alguna de estas tres cosas:
a) eres un mandril analfabeto y no me voy a detener un minuto a explicarte la barbaridad que acabas de decir,
b) eres tan estúpidamente absurdo que estoy llorando por dentro porque compartimos el supuesto hecho de parecer de la misma especie, o
c) tu estrechez mental es lo que hace que yo quiera andar golpeando furiosamente gente por ahí.
A veces es una mezcla de las tres cosas y no puedo verbalizarla por razones obvias.
2.- Cuando pongo cara de que algo me interesa y, además, la enfatizo con expresiones como "me interesa mucho eso" o "ajá", estoy fingiendo descaradamente. Dentro de mi cabeza sólo escucho carcajadas y, ocasionalmente, el sonido del mar.
Ahora ódienme un poco más.
5 comentarios
pilar -
Esther -
Lupe-más preocupada -
Cuinpar -
2. Pues deja que te cuente mañana mi historia con con unos niños en un restaurante. Por otro lado, no es que tus comentarios me dejen fría, a menud es que son tan mordaces y definitivos que no se puede añadir nada más. Y este es el único halago que pienso hacerle a nadie en dos meses por lo menos.
3. Capaz que sí.
4. (bonus track: un beso.
Lupe-preocupada -
2. Si sigues así voy a acabar deduciendo que yo tampoco te caigo bien, que mis interesantísimos comentarios te dejan fría y que eres más falsa que un botón de camisa nueva.
3. ¿Esto no será el síndrome post-vacacional ése?