Blogia
Alapryles y Diablitos

Confesiones extremas

1.- Cuando alguien me dice algo y yo me mantengo en silencio y sin responder nada aunque me amenacen, puedo estar pensando alguna de estas tres cosas:

      a) eres un mandril analfabeto y no me voy a detener un minuto a explicarte la barbaridad que acabas de decir,

      b) eres tan estúpidamente absurdo que estoy llorando por dentro porque compartimos el supuesto hecho de parecer de  la misma especie, o

      c) tu estrechez mental es lo que hace que yo quiera andar golpeando furiosamente gente por ahí.

A veces es una mezcla de las tres cosas y no puedo verbalizarla por razones obvias.

2.- Cuando pongo cara de que algo me interesa y, además, la enfatizo con expresiones como "me interesa mucho eso" o "ajá", estoy fingiendo descaradamente. Dentro de mi cabeza sólo escucho carcajadas y, ocasionalmente, el sonido del mar.

Ahora ódienme un poco más.

 

5 comentarios

pilar -

Si y también ves una palomita gigante bailando el "charleston" que nos lo confesaste a Alonso y a mí......

Esther -

Ah, ahora me explico...

Lupe-más preocupada -

(chacha, mejor ofrécete a coserme la boca con tanza, que me quedaré más tranquila) (un beso para ti)

Cuinpar -

1. Igual habría sido mejor poner "mandril, analfabeto"
2. Pues deja que te cuente mañana mi historia con con unos niños en un restaurante. Por otro lado, no es que tus comentarios me dejen fría, a menud es que son tan mordaces y definitivos que no se puede añadir nada más. Y este es el único halago que pienso hacerle a nadie en dos meses por lo menos.
3. Capaz que sí.
4. (bonus track: un beso.

Lupe-preocupada -

1. ¿Conoces algún mandril que esté alfabetizado?
2. Si sigues así voy a acabar deduciendo que yo tampoco te caigo bien, que mis interesantísimos comentarios te dejan fría y que eres más falsa que un botón de camisa nueva.
3. ¿Esto no será el síndrome post-vacacional ése?