Mi cruzada particular
Una de las recomendaciones imprescindibles de cualquier libro de autoayuda o de psicología de baratillo es que nos repitamos delante del espejo unas cuantas veces lo maravillosos que somos y lo guapos, y lo listos y todo. Como si a fuerza de repetirlo se fuera a hacer realidad.
Tenerife antes era un lugar caro, en lo que a electrónica se refiere, en el que los geeks, los pobres, tenían que empeñar las joyas de la familia si querían comprarse cualquier aparatito con luces y botones. Afortunadamente, llegó la gran multinacional azul a salvarnos, y ahora es todo barato, muy barato. No hace falta que nos molestemos en mirar en otro lugar, sólo ellos tienen esos precios. Seguro. Lo repetí tanto, y me lo repitieron, que me lo creí. Lo que no consiguieron los sicólogos de salón lo consiguieron las vallas de autopista, y los folletos encartados en prensa. Y los del buzón. Y los anuncios de la tele. Y los de la radio. Y mi madre, que también se lo había creído.
Los de azul, viendo que ya habíamos caído en sus redes, se vistieron entonces de rojo. Nos dijeron que nos estaban tomando por tontos, y que ellos nos tenían en muy alta estima, y no nos iban a engañar, que en ningún sitio íbamos a estar mejor que entre sus estanterías, que nadie iba a tratar mejor a unos consumistas medio inadaptados como nosotros. Y volvimos a picar. Lo que pasa es que los de rojo nos quedaban un poco más lejos, así que vamos a los de azul, si total, es lo mismo, les compramos una tele, la llevamos a rastras hasta casa, la montamos y descubrimos una protuberancia extraña en lo alto. No nos preocupamos, porque tenemos quince días para cambiarla por otra, o para recuperar nuestro dinero íntegro, porque aunque la tele se ve perfectamente, nos conocen tan bien que entenderán que es nuestro derecho tener una perfecta, sin desencajar; sin bultos, ni quistes, ni nada que pueda sacar de quicio al Monk que llevamos dentro.
Lamentablemente, lo que no nos dicen en la publicidad, es que en un caso como este, bastante parecido a un intento de estafa, que diría mi querido Iñaki Gabilondo, tendremos que liarla gorda en la tienda, tendremos que exigir nuestros derechos como consumidores con la vena del cuello a punto de estallar, al más puro estilo María Patiño; justificar, innecesariamente, por qué hemos tardado cuatro días en reclamar, en vez de haber ido inmediatamente, negarnos a abandonar el edificio sin lo que, según la ley, nos pertenece.
Uso este espacio semanal hoy para una cruzada personal y espero que puedan perdonarme: sepan, queridos lectores, que Tenerife no es ahora más barato que antes. Y que, digan lo que digan, nos toman por tontos.
8 comentarios
El Señor -
Cuinpar -
BroderYon -
Meloponesagüevo -
Sinchan -
PD: Rubia, ¿quedamos esta tarde?
La Rubia -
La Rubia -
Conache -